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martes, 12 de septiembre de 2017


         Comenzamos el nuevo curso 2017-18 en nuestro Centro

           Desde Coeducación ya estamos preparando actividades interesantes que realizaremos con nuestro alumnado para trabajar la igualdad. Por mi pertenencia al Departamento de Lengua castellana y Literatura es por lo que, en gran parte, publico entradas relacionadas entre sí (mujer, Literatura,..) como fue el caso de Gloria Fuertes o de las mujeres de Grecia y Roma y la mitología.
           Mi compañera Carmen Beltrán me habló de este estupendo diálogo que aparece en El Quijote y con él, se me ha ocurrido ponerlo aquí para retomar el funcionamiento del blog durante el presente curso.
           Con el siguiente fragmento quiero homenajear a todas aquellas mujeres que son parte de la contrahistoria, aquellas mujeres que lucharon por tantas cosas en una historia escrita por el género masculino, pero fundamentales en el devenir de ésta.

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          El discurso de la inteligente y bella pastora Marcela es de una rabiosa modernidad. Cervantes, dentro de los usos de la novela pastoril propia del Renacimiento, cuenta cómo el pastor Grisóstomo ha muerto por el amor no correspondido de Marcela, que desdeñó sus anhelos. Ahora todos sus compañeros culpan a la joven de su muerte pero ella se presenta sin miedo ante su sepultura y, de manera decidida, reivindica su libertad de elección del objeto de su amor, negándose a existir solo a impulsos del deseo masculino.

         En el siglo XVII, un periodo en el que las mujeres estaban dominadas por los hombres, sometidas sucesivamente al poder de padres, hermanos o esposos, como piezas de valor para el intercambio matrimonial celosamente custodiadas en los espacios domésticos totalmente separados del mundo, solo a Don Quijote se le podía ocurrir defender su libertad de acción y elección. Cervantes se atrevió a hacerlo ofreciendo toda una lección de dignidad e igualdad para aquel siglo de injusticias sociales,  y demostrando ser el más grande de los maestros de la literatura en castellano.

 Ésta es la Canción de Grisóstomo:
-Haré que el mesmo infierno comunique/ al triste pecho mío un son doliente/. Mata un desdén, atierra la paciencia,/ o verdadera o falsa, una sospecha;/matan los celos con rigor más fuerte (...)Entre tantos tormentos, nunca alcanza/ mi vista a ver en sombra la esperanza./Canción desesperada, no te quejes/ cuando mi triste compañía dejes;/ antes, pues que la causa do naciste/ con mi desdicha aumenta su ventura,/ aun en la sepultura no estés triste. Entonces dice Cervantes que por encima de la peña en donde se cavaba la sepultura apareció la maravillosa visión de la pastora Marcela, quien dice:
-Hízome el cielo hermosa (...) mas no alcanzo que, por razón de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama (...). El verdadero amor ha de ser voluntario y no forzoso.Yo no escogí la hermosura. El cielo me la dio. Y así como la víbora no merece ser culpada por la ponzoña que tiene, puesto que con ella mata por habérsela dado la naturaleza, tampoco yo merezco ser reprehendida por ser hermosa.Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos.